Entrevista Mariel Turrent y Mauricio Montiel Figueiras
Un perro rabioso: Mariel Turrent entrevista a Mauricio Montiel Figueiras sobre su el proceso de escritura y publicación de su nuevo libro.
El relato fragmentado
de un sobreviviente
Mariel
Turrent
Un perro rabioso
Noticias desde la
depresión
Mauricio
Montiel Figueiras
Turner
Noema
2021
160 p.
Recuerdo haber pensado
que si lograba sobrevivir a esa verdadera noche oscura del alma me gustaría
contar mi experiencia a quien quisiera escucharla.
Mauricio Montiel Figueiras
.
—Antes de leer tu libro yo tenía una idea muy superficial
de la depresión. La imaginaba a distancia y la asociaba, erróneamente, con un
desgano, con dormir mucho, con evadir la realidad. Cuando leí tu libro pude
sentir —en la medida en que la literatura lo hace posible— lo que es la
depresión, esto es algo que hace posible la literatura porque incluso las
imágenes y la música no habrían sido tan elocuentes sin tus palabras. ¿Cómo
entiendes tú este proceso, y el efecto que causan tus palabras en el lector?
—Empezó como un ejercicio
catártico y terminó como un ejercicio terapéutico —que no es lo mismo—, y
espero que para el lector funcione también de esta manera.
—¿En qué momento escribes el
libro y cuál fue el propósito? Sé que lo iniciaste en las redes sociales y de
ahí, ¿cómo empezaste ya a concebirlo como lo que es? ¿Cómo lo fuiste
estructurando?
—Gracias al consejo de mi
psicoanalista empecé a llevar un diario. Aunque en el primer brote depresivo en
2014 no podía hacer nada, escribí durante más o menos tres semanas un diario
íntimo que no he sacado a la luz. Cuando releía ese diario podía entender mejor
mi proceso. En mi segundo brote en 2018 decidí hacerlo otra vez y publicarlo.
En ese momento lo hice en Twitter y fue un aliciente encontrarme con mucho
apoyo. A pesar de que esta red fomenta el odio y el vituperio, yo me sentí
arropado, y me dio la seguridad necesaria para pensar que, en algún momento,
podía convertir aquello en un libro. Después, gracias al director editorial de
Turner, Ricardo Cayuela Gally, trabajé el libro en forma. No copié de Twitter lo
que había escrito tal cual, sino que reacomodé ese material para armar el libro
y darle una secuencia narrativa que fuera amable para el lector.
—A mí me gusta que los libros
tengan capítulos, subtítulos, porque me da una estructura, me ayuda a regresar
a algo que quiero releer. En tu libro no encontré eso y pensé que precisamente
la falta de ello tenía un propósito.
—Una de las cosas que provoca
la depresión es la desestructuración de la mente y del individuo; te empiezan a
llegar ideas intrusivas muy nocivas que se quedan girando como cuando entra una
mosca en tu casa y se queda ahí dando vueltas sin propósito. Quise respetar, en
la medida de lo posible, esa desesperación en la estructura. En Twitter lo
había escrito con un orden, aunque muy desestructurado, y sí tuve que darle
cierta estructura. Me recomendaron hacerlo con fechas como una crónica, pero vi
que iba a traicionar el espíritu de la desestructuración así que pensé en escribir
un prólogo para preparar al lector antes de que empezara a leer.
Después, por recomendación de
mi psiquiatra, escribí el epílogo para dar una esperanza; siendo una persona
que logró salir de esto quise escribirlo como una luz, hablar de ese Virgilio
que ayuda a Dante a salir del infierno. En mi caso, mis Virgilios son, además
de mi hija, mis familiares y amigos cercanos, también todos los escritores,
artistas, cineastas y especialistas que estuve consultando. Eso lo entendí
cuando ya había escrito el libro y lo plasmé en el epílogo.
—¿Cómo hiciste para hilar tantos
datos históricos: los investigaste o fueron apareciendo?
—Mientras estaba en esta
situación, fui recordando a algunos que ya conocía, y a otros los encontré en
el camino. Yo los llamo mi ejército cultural. Por ejemplo, yo no conocía a Andrew
Solomon, lo encontré en una Ted Talk buscando gente que hablara de la depresión
en YouTube y me dejó muy impactado; luego compré su libro El demonio de la depresión. Un atlas de la enfermedad, donde a
partir de su propio contacto con la depresión escribe la historia del
padecimiento. Es un libro muy importante y eso me iluminó para hacer algo
parecido. Yo diría que conocía al cincuenta por ciento de los que cito en mi
libro y a la otra mitad me la topé en mi proceso. Por ejemplo, a Ingmar Bergman
ya lo conocía, pero lo pude ver desde la óptica de la depresión.
—¿Digamos que a muchos los
reconociste? Es decir, los volviste a conocer desde otra perspectiva.
—Así es. Steven Soderbergh hizo
que me identificara con el personaje femenino de Unsane y con su proceso de medicación y el contacto con el
insomnio; pensé en un momento que hablaba de mí, ya que reconocí la sintomatología,
los efectos de los medicamentos y todo lo que aparece en esa película.
—¿El título surge de los
epígrafes de Horacio Quiroga y Friedrich Nietzsche?
—Empiezo el libro con lo
primero que publiqué en Twitter: una serie de aforismos con los que comencé a describir
mi depresión. Y el primero decía: “La depresión es un perro rabioso. La
depresión es un pozo en el que nunca habrá agua para beber…”. Después esos
aforismos empezaron a expandirse, pero al escribir el libro quise dejarlos como
una especie de umbral. El del perro rabioso fue el primero que escribí, sin
tener las citas de Quiroga y Nietzsche en mente. Con ellos me topé luego y pensé:
“Ni mandadas a hacer”.
—¿Cómo fue tu proceso de publicación
con la editorial Turner en España?
— Ricardo Cayuela Gally me
había contratado el libro originalmente para Penguin Random House. Me dieron el
anticipo y ya estaba en tratos incluso con quien sería mi editor cuando Ricardo
salió de Penguin, y un amigo que se quedó en su lugar me dijo que la editorial
había decidido que mi libro no encajaba en su plan editorial. Entonces yo lo
propuse a Océano a otro buen amigo y le interesó, pero el dictamen editorial
salió negativo; dijeron que preferían un punto de vista clínico y no el del
paciente. Venturosamente después Ricardo se fue a trabajar a España a Turner y
se lo llevó.
—Tu libro está lleno de
imágenes ¿Cómo resolvieron en Turner los derechos de las imágenes?
—Se pueden manejar como citas
textuales, la editora de Turner me dijo que podíamos apelar a eso. Además, hice
una carta donde yo me hago responsable en caso de que hubiera algún problema.
—¿Cuánto tiempo pasó para que
vieras publicado tu libro?
—En 2019 entregué el libro a
Ricardo, él se fue a España en 2020, pero se vino la pandemia y hasta 2021
salió publicado.
—¿Cómo ves tú el proceso de
publicación en general?
—Es un proceso tortuoso,
máxime cuando está uno comenzando como en toda profesión y sobre todo con el
mercado editorial tan expandido. Paradójicamente en un país que se lee poco, como
México, el mundo editorial es una maquinaria que no para, así que se establece
una competencia muy fuerte entre los autores como si todos quisieran ser
escuchados en un concierto de heavy metal.
Hay mucho de azar y mucho de suerte; destacar o no tiene mucho que ver con el
aparato publicitario. Yo tengo más de treinta años en este medio y me doy
cuenta de que los autores que están en los reflectores no siempre son los
mejores: afuera, en la penumbra, hay muchos autores a veces más interesantes.
—Veo que hoy en día todos
quieren poner a los libros una etiqueta, así que te haré la pregunta que hacen:
¿qué género dirías que es tu libro?
—Es un ensayo autobiográfico, aunque
también tiene mucho de crónica. Autoficción no. Porque no hay nada de ficción.
En Twitter me preguntaban que si lo estaba ficcionalizando. Ojalá. Nada es
ficción.
—Creo que los que buscamos
hacer literatura no caemos en un género como tal. Me da gusto que me lo
confirmes.
—Nos hemos americanizado
porque las editoriales quieren meterte en un cajón, pero a mí me gusta cada vez
más la hibridación de géneros. Mezclar ensayo, narrativa, crónica,
investigación histórica: eso me gusta cada vez más. Sin embargo, a los editores
les cuesta mucho trabajo definir qué es un libro híbrido. Por ejemplo, en
Almadía publiqué un libro donde combino fotografía con narración y resultó un
tanto complicado de vender a los libreros. Pero siempre habrá editores que
acepten tu trabajo, que se quiten la venda y vean el valor del libro. Y además
hay lectores para eso.
—¿Crees que el tema de tu
libro, a diferencia de tus cuentos y tus ensayos, tiene un público más
numeroso?
—Creo que puede tener más
público justo por el tema. Le ha estado yendo bien. Aún no tengo números claros,
pero en México se ha movido bien, y donde ha pegado más es en las redes
sociales: capturas de pantalla de Facebook, de Twitter, de Instagram,
demuestran que hay gente que está leyendo el libro.
—Y en España, ¿ha sido bien
recibido?
—Es complicado mover autores
latinoamericanos en España porque ese mercado se siente el conquistador, autosuficiente,
muy europeo. Y lo que sucede de este lado del charco no les interesa tanto a
pesar de que se están haciendo cosas más interesantes e importantes según creo.
En general es complicado mover los libros porque compites con cientos de
escritores pero el tema —esto lo he discutido mucho con colegas y con mi
psiquiatra— se va a ir expandiendo aún más a raíz del COVID. Ojalá que no, pero
la depresión apunta a ser una nueva pandemia gestada por debajo de la pandemia
viral.
Un perro rabioso. Noticias desde la depresión es un
viaje a través del arte: la literatura, la pintura, el cine, la música… Explora
la mitología y cómo, desde tiempos inmemoriales, la depresión ha estado
presente ensombreciendo la vida de tantos: en El mito de Sísifo de Albert
Camus, en el pincel de Tiziano y El Bosco, en las tempestades de J. M. W. Turner.
Su crónica sensorial nos regala la visita completa al cementerio de
Montparnasse, con fotografías del cenotafio de Charles Baudelaire, como música
de fondo los Nocturnos de Chopin y hasta One of my turns de Pink
Floyd. Y en literatura va desde Yasunari Kawabata hasta la teleserie En
terapia de Rodrigo García.
Los cuentos de Mauricio
Montiel Figueiras siempre me parecieron oscuros, sobrecogedores, fuertes. Todo
lo que escribe tiene un gran manejo del lenguaje, sus imágenes son sorpresivas,
audaces, pero siempre su contenido es denso, perturbador. En este libro no se
queda atrás, utiliza su talento para evocar un ambiente complejo, para internarnos
en sus estampas perturbadoras, en sus momentos sórdidos. Un perro rabioso
es la memoria de los héroes silenciosos que poblaron los años en los que no
existía la psiquiatría ni los medicamentos, de los que “como Hamlet, murieron
con una frase elocuente en los labios: ‘Lo demás es silencio’”. Aunque asegura
Montiel Figueiras que lo peor es “callar los estragos que causa la enfermedad
insidiosa”.
“Imagino mi mente como una
habitación a expensas de un vendaval que irrumpe por puertas y ventanas que yo
no abrí y por tanto ignoro cómo cerrar”.
Mauricio Montiel Figueiras antes
que nada es un poeta que imprime con maestría las figuras del pensamiento para
hacernos sentir, para hacernos entender, a quienes no hemos sufrido este trastorno,
que la depresión no es un mal día, no es estar triste ni decaído, sino una “auténtica
materialización del infierno”.
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